Catalina Pacheco
Chile
  • Parálisis
"Hola, soy Catalina Pacheco, y les voy a contar mi historia:
A raíz de un accidente vascular, el cual llegó sin previo aviso de un día para otro, y gracias a él pude ver el " otro lado " de esta vida física.
Caí inconsciente por 17 días. Fui trasladada en ambulancia hasta Santiago, donde quedé internada en la Clínica de la Universidad Católica en donde 5 doctores quedaron a mi cabecera estudiando mi caso.
Mientras tanto, luchaba con mi padre, desencarnado hace años, para que me dejara tranquila y me dejara volver a este lado, pues yo tenía que cuidar a mi hija pequeña, diciéndole que no me llevara pues debo cuidarla.
Cuando los médicos estaban operando en mi cerebro tuve una experiencia inolvidable. Salí de mi cuerpo y me encontraba flotando. Yo pensaba: no pienso morirme, no me gustan los cementerios, no me voy a morir.
Pasaron 17 días después de la operación y los médicos habían determinado desconectarme de las máquinas con la autorización de mi madre.
Me encontraba yo en plena Unidad de Tratamiento Intensivo, cuando fui visitada por mis primos Francisco y Cecilia, practicantes de los Fuegos de Terapia Homa y me empezaron a hablar al oído sobre las cosas que mas me gustan, como caminar por la playa, escuchar el oleaje del mar, eso me gustaba y me acercaba. Después desde arriba, veía como se acercaba mi hermano y mi mamà y me prometían ropa, viajes y otras cosas banales. Cuando me decían estas cosas subía mas arriba y me iba por el camino de la Luz, para llegar "allá" y no volver al cuerpo. Era un lugar sin deseos. Me encontraba en la Gloria. Solo Dios sabe cuanto tiempo pasé en ese estado.
Luego pasó algo insólito. Francisco había almorzado ensalada de pepinos con tomate y ahí recuperé el olfato. Fue tanto mi deseo de comer esa ensalada que de a poco me reintegré a mi cuerpo. De a poco fui volviendo. Empecé a ver con mis ojos físicos, pero estaba inerte. Los médicos me diagnosticaron cama clínica o silla de ruedas de por vida.
Cuando fui dada de alta, mi cuerpo era un desastre, salivaba y me tenían que amarrar a la silla de ruedas para no caerme. En ese instante recibí gracias a la "Gracia", recibí el fuego sanador de la Terapia Homa.
Se me hicieron varios fuegos sanadores y también tomaba la ceniza de Agnihotra. De a poco me fui alentando y en dos meses estaba caminando. Gracias a la Terapia Homa, hoy después de siete años, vivo sola con mi hijita de ocho años, tengo una vida normal y me ocupo de la casa y la única secuela que tengo es una pequeña cojera en una pierna, pero puedo pensar, hablar, cuidar a mi hija y me siento feliz por la experiencia única de haber conocido los Fuegos Sanadores.
Om Shree Om."